La fecha recuerda el ajusticiamiento de un grupo de líderes obreros ocurrido en Chicago, Estados Unidos, en el año 1887. Apenas dos años más tarde, las organizaciones de izquierda nucleadas en la Segunda Internacional, inauguraron una tradición conmemorativa, vigente en la actualidad, que integra a los trabajadores y las trabajadoras de todo el mundo. El Primero de Mayo es una fecha de unidad y también de pluralidad de sentidos y significados, de diversidad de adscripciones políticas e ideológicas.
En la Argentina, esta conmemoración se inició en 1890, de la mano del socialismo. El crecimiento y la organización de la clase trabajadora fue una de las grandes transformaciones producidas entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, en el contexto de un país que se modernizaba a un ritmo veloz y al calor de la plena inserción de su economía agroexportadora en el mercado mundial capitalista.
(Foto: Atentado anarquista en el Ferrocarril Sur, 1908).
Por entonces irrumpió en las ciudades de la región pampeana, pero especialmente en Buenos Aires, el movimiento anarquista, que tuvo gran impacto en gremios y organizaciones obreras. Anarquistas y socialistas formaron el arco de luchas políticas y tradiciones ideológicas de izquierda en la época. Ambas tuvieron gran impacto en una sociedad atravesada por la modernidad tanto como por la desigualdad, donde la legislación laboral era escasa y las relaciones del Estado con el mundo del trabajo muy conflictivas. Además, la clase trabajadora estaba formada por gran cantidad de inmigrantes, que arribaban a las costas del Río de la Plata provenientes de diversos países. Esta fue una época en la que hubo mucha movilidad social ascendente pero también hubo exclusión, desprotección y muy malas condiciones de vida para muchas personas. Los trabajadores en las fábricas, pequeños talleres y servicios se organizaron para construir contención social, conquistar derechos y lograr una identidad en común.
Identidad de clase
Basados en la tradición libertaria española e italiana, los anarquistas aspiraron la construcción de una identidad de clase, cuya aspiración última era la anulación del capital y del Estado, para alcanzar una sociedad ideal con plena igualdad, de definición discutida. Los libertarios y las libertarias, ya que en este movimiento participaron muchas mujeres, otorgaban protagonismo a la acción insurreccional mediante la movilización permanente de la clase obrera y la huelga general que a menudo eran violentas.
Mientras los socialistas luchaban por reformas sociales graduales que mejoraran cada vez más la situación de los trabajadores, en diálogo con el sistema político, los anarquistas planteaban una lucha total contra el Estado. No había, para ellos, acuerdo posible. Para las elites políticas, incluso para quienes tenían un espíritu reformista, atento a la necesidad de desarrollar una legislación moderna y protectora hacia los trabajadores, los anarquistas representaban una amenaza siempre presente.
(Foto: Manifestación, mayo de 1909. Archivo General de la Nación).
En la primera década del siglo XX el anarquismo creció y construyó sus tradiciones políticas y sus rituales con gran dedicación. Desde 1901, cada Primero de Mayo salieron a las calles para demostrar su fuerza y para disputarle la fecha a los socialistas. Si para estos últimos esta era una fecha festiva, para los anarquistas no había nada que celebrar. Se trataba de una jornada de lucha, de autoafirmación y de protesta, a menudo jalonada con episodios violentos en cruces con la policía.
Los anarquistas se concentraban en la Plaza Lorea (Avenida de Mayo y San José) y marchaban por los diferentes barrios de la Ciudad. El carácter combativo que imprimían a esta fecha no impidió el desarrollo de un ritual colorido, donde abundaban las banderas y emblemas de color rojo y la música. Aquel Primero de Mayo, detrás de los estandartes de primera plana, marchaba la banda El colmo de la desgracia, que acompañaba con su música los himnos revolucionarios cantados a viva voz por la multitud.
Bibliografía
Si quieren profundizar más acerca de la historia del anarquismo en la época, les recomendamos la lectura de Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910.
Agradecemos a la musicóloga Silvia Glocer, quien realizó una investigación para el Museo Roca en torno a la música que sonaba en diversos ámbitos de la Argentina entre 1880 y 1914. Para pensar e imaginar aquellas jornadas, su sentido y su ritual, les compartimos “Hijos del Pueblo”, uno de los himnos entonados por los manifestantes durante los Primeros de Mayo. La grabación pertenece al álbum “Los anarquistas 1901-1936, Marchas y canciones de los obreros anarquistas argentinos”, con guión de Osvaldo Bayer.
Hijos del Pueblo
(Himno Anarquista. Versión grabada en 1936).
