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Museo Roca - Instituto de Investigaciones Históricas

La expresión externa de los sentimientos

La Recoleta y su icónico cementerio, fueron uno de los principales escenarios donde la influencia de las modas europeas se vio representada, incluso en el traje de luto.

  El periodo de finales del siglo XIX a comienzos del XX se conoce como la Belle Epoque, en referencia a un matiz estético y de satisfacción preponderante reflejado en la vida cotidiana. La vestimenta, especialmente la femenina, ocupó un lugar esencial en la construcción de la realidad visual del momento. En esta época, las élites tenían por costumbre viajar a Europa para imitar las últimas modas parisinas especialmente.

  Los parámetros del traje “según ocasión” (paseos, visita, fiesta, etc.) respetaban al máximo las características impuestas por la influencia europea, más o menos destacada según la clase social, pero siempre presente. 

  La vestimenta de luto no fue la excepción. Apuntó a la expresión externa de los sentimientos de pena, duelo y ausencia. Las convenciones de la sociedad occidental, en su mayoría, reconocen al negro como la representación visual de éstos.  Esta tradición fue establecida en el año 1497 por los Reyes Católicos, cuando decretaron al negro como color oficial del luto, tras la muerte de su segundo hijo heredero al trono.

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  Los periodos de duelo estaban claramente establecidos, dividiéndose en dos etapas. Primero el luto riguroso, que duraba 12 meses y cuya vestimenta debía ser completamente negra, en telas opacas, sin adornos ni brillos. Incluso si tenía lugar un matrimonio durante ese periodo, el traje de la novia debía ser negro. Luego, el luto aliviado, en el que se podían incorporar paulatinamente detalles en un combinado de negro y blanco, morado, gris y lila. 

En el caso masculino presentaban su luto simplemente mediante el uso de accesorios como una corbata negra, un brazalete o un botón negros en el ojal del saco. Los rituales y las muestras de respeto eran importantes, y los niños no estaban exentos. Los trajes de luto infantiles se regían por los mismos principios estéticos de los adultos.

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  El estrecho vínculo entre La Recoleta y su cementerio transformaron a esta zona en escenario de la evolución de la historia de la indumentaria y el traje de luto.