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Museo Roca - Instituto de Investigaciones Históricas

Honras fúnebres a Julio A. Roca y las fiestas cívicas como herramienta de consolidación del Estado

Hoy, 19 de octubre, día de la muerte de Julio Argentino Roca repasamos las honras fúnebres realizadas entre el 19 y el 21 de octubre de 1914 y analizamos cómo las fiestas cívicas fueron claves para la construcción de una identidad nacional. Por Ailén Micaela Alvarez.

La consolidación del Estado-Nación buscó asimismo la unificación de la población del territorio argentino, atravesado por facciones internas y una creciente corriente inmigratoria. Para cohesionar a la sociedad se recurrió a la patriotización, es decir, la construcción de la identidad nacional a partir de postular un pasado compartido.

Entre las múltiples estrategias llevadas a cabo por el Estado para afianzar esta identidad, explica Ailén Micaela Alvarez, se realizaron fiestas cívicas y patrias, se construyeron museos, se renovó la Plaza de Mayo y el Cementerio Norte (luego llamado “de la Recoleta”), y se celebraron multitudinarias honras fúnebres a los “grandes hombres” como responsables del progreso y la modernidad argentina.

Así, espectaculares ceremonias fúnebres como la de Julio Argentino Roca, en octubre de 1914, fueron orquestados desde la entidad estatal con un mensaje político y pedagógico de orden, civilidad, solemnidad e identidad.

Ailén Alvarez cursó el Seminario “Desafíos y problemas para historiadores en el museo”, a cargo de Carolina Carman y Fernando Gómez, y para su trabajo final investigó acerca de las honras fúnebres realizadas entre el 19 y el 21 de octubre de 1914, con motivo del fallecimiento de Julio A. Roca y como oportunidad para ampliar los contenidos ligados a fechas patrias o conmemorativas.

Cuestión de Estado

La cuestión de las honras fúnebres se relaciona directamente con el tópico de la memoria y la historia. Esta temática fue trabajada por Pierre Nora en “Entre memoria e historia. La problemática de los lugares”, en la que trata, entre otros, la diferencia entre ambas, útil a nuestro tema para pensar el proceso de construcción de la historia y de los personajes patrios en nuestro país. 

En relación con esto, Sandra Gayol identificó el rol de los funerales organizados por el Estado nacional argentino entre 1906 y 1914 a sus grandes hombres como fiesta cívica que servía a diferentes fines. Y sostiene que dentro del contexto del centenario de la Revolución de Mayo, se utilizaron fiestas cívicas (y, entre ellas, dichos funerales) como herramienta para consolidar la autoridad estatal, presentar al país como un pueblo unido y armonioso y construir, a la vez que celebrar, una identidad nacional basada en el relato de los grandes hombres, identificados con la élite gubernamental. A su vez, afirma que estas fiestas tuvieron el rol pedagógico de transmitir orden, civilidad y austeridad republicana a las masas, al mismo tiempo que unificar diferencias políticas, ideológicas e inter-nacionales.

La autora, Sandra Gayol, explica cómo los funerales, a través de los diferentes actos simbólicos (velatorio en la casa particular, traslado del cuerpo a casa de gobierno, cortejo fúnebre e inhumación en el Cementerio de la Recoleta), convertían a los sujetos particulares en personajes públicos que representaban a la Nación. A ello contribuye, entre otros factores, la presencia fundamental de las masas, los discursos fúnebres y el relato de las acciones en los diarios.

Monumentos, Museos y fiestas cívicas

Siguiendo una línea similar, Liliana Bertoni estudió el rol que jugó la construcción de la nacionalidad en la Argentina de la década de 1880. Centró su atención, junto a la erección de monumentos y creación de museos, en el papel de las fiestas cívicas, entre ellas los funerales. La construcción de la identidad nacional fue la respuesta a una necesidad de cohesión de la población, especialmente frente al avance de la inmigración y de la conformación de frentes extranjeros.

Bertoni sostiene que las fiestas patrias, que habían estado hasta entonces en manos de prácticas populares, pasan a estar en manos del control estatal, sirviendo a sus fines. De esta manera, estas festividades, cobraron aire solemne y oficial, y contribuyeron a llevar lo nacional a la cotidianeidad. Buscaron así, a la vez que los relatos construyeron, la participación ciudadana en toda su heterogeneidad.

El Panteón Nacional

Enrique Robira señala el rol que jugó el Cementerio del Norte como Panteón Nacional, un lugar destinado a preservar la memoria y la herencia colectiva de la nación a través de sus personajes ilustres. El Cementerio Norte sería bautizado como el “de la Recoleta” recién a partir de 1949. Nuevamente entra en juego la construcción de unidad e identidad nacional, a la vez que se conjuga con la instauración de la ciudad de Buenos Aires como capital del Estado argentino.

Más información

Bibliografía para adquirir información sobre las honras fúnebres a Roca: los escritos de José Arce, Marcó del Pont y Mariano de Vedia, a la vez que a los periódicos Caras y Caretas, La Razón, Crítica y La Argentina.