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Museo Roca - Instituto de Investigaciones Históricas

La Quinta Unzué

Fue campo, mansión señorial, jardín de infantes, residencia presidencial y biblioteca. Y siempre fue un jardín en plena Recoleta.

   Como muchas otras quintas, surgió con la fundación de Buenos Aires, en las afueras de la ciudad. En 1887, el predio de tres manzanas entre las actuales calles Agüero y Austria y las avenidas Del Libertador y Las Heras, era propiedad de Mariano Unzué y Mercedes Baudrix y fueron ellos quienes hicieron construir la mansión como casa de descanso. 

  Medio siglo después, en 1937, el presidente Agustín P. Justo expropió la casa y su bellísimo parque con el propósito de preservarlos como residencia oficial. Pero no habitó la mansión, que poco después se llenó de voces infantiles: en la casa y el jardín, el gobierno del presidente Roberto M. Ortiz instaló el Jardín de Infantes Mitre, dirigido por Marina Margarita Ravioli, y el profesorado de maestras jardineras. Las clases empezaron en marzo de 1939.

unzué

   Pero en diciembre de 1942 el Jardín se trasladó a su edificio actual. Desde entonces los presidentes Ramón S. Castillo, Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro J. Farrell solían pasar algunos fines de semana en la Quinta. Quienes sí la habitaron como residencia presidencial fueron Juan Domingo Perón y su esposa Eva Duarte, quien falleció en ese lugar el 26 de julio de 1952. Allí la había fotografiado Gisèle Freund en 1950, para la revista norteamericana LIFE. Después, la Quinta de Olivos reemplazó a la Unzué. 

  Tras algunos años en desuso, en 1956 la mansión fue demolida por la autodenominada “Revolución Libertadora”, cuyos protagonistas se propusieron borrar todos los espacios y símbolos vinculados con el peronismo. Sobre sus escombros, se proyectó la construcción de una nueva y monumental sede para la Biblioteca Nacional. En 1960 se hizo un concurso de arquitectura para tal fin, cuyos ganadores fueron Clorindo Testa, Alicia D. Cazzaniga y Francisco Bullrich. Las obras comenzaron en 1971 y el último libro fue mudado desde la sede de México 564 recién en 1993.

  Poco queda de aquel enorme jardín con magnolias, cedros, araucarias, castaños, eucaliptos, naranjos, acacias, aguaribayes, jacarandaes, coníferas y gomeros. Esta imagen es casi una evocación. Sin embargo, el predio de lo que fue la Quinta Unzué, con sus historias de vida y de muerte, continúa siendo un oasis perfumado y un lugar de la memoria en el corazón de La Recoleta.