Pasar al contenido principal
Museo Roca - Instituto de Investigaciones Históricas

Las dos Marías. Biografía de dos mujeres unidas a través de un pasado presente

Las biografías de dos protagonistas en diálogo con procesos históricos diferentes, atravesados por matices y fisuras. María Roca abuela y María Roca nieta representan, también, identidades complejas, plurales, entrelazadas con la trama misma de la historia argentina.

*Por Elizabeth Moreno

Introducción:

En esta oportunidad, les acercamos las biografías de dos mujeres que nunca pudieron conocerse. Sin embargo, la historia y el parentesco las acerca, las entrelaza y las identifica.

Dos mujeres que, además de la sangre, comparten un mismo nombre y apellido: María Roca. Una, la abuela, asocia su biografía a dos figuras emblemáticas de la historia argentina: Julio A. Roca y Juan Calfucurá. Dos figuras que, además, representan precisamente la tensión entre el avance violento y decisivo del Estado sobre el territorio pampeano-patagónico a fines del siglo XIX, y la resistencia indígena sostenida por décadas en diversas configuraciones políticas. María Roca abuela simboliza, de muchas maneras, la historia de fronteras, con sus marcas desgarradoras, sus conflictos, sus pluralidades. Una mujer que buscó re-implementar la espiritualidad indígena y luchó por las condiciones desiguales en que se encontraban los suyos. 

Para la otra María, la nieta, los fragmentos de historias y las especulaciones en torno a la vida de su abuela, fueron marcas contundentes en la construcción de su propia identidad. 

Para investigar sus trayectorias, desde el Museo Roca realizamos durante el 2022 dos viajes a las localidades de Trenque Lauquen y 30 de Agosto. En esta última, entrevistamos a María, la nieta, quien vive afincada en la misma casa donde su abuela pasó los últimos años de su vida. En esta localidad, hablamos con diversos pobladores locales. Asimismo, realizamos trabajo de archivo en torno al periódico local El Independiente, que circuló desde 1899 hasta 1962 y entrevistamos a la profesora Haydee Merino, especialista en la historia de Trenque Lauquen y coautora del libro Huellas. En este último, se intenta reconstruir algunos fragmentos de la biografía de “la india María”, así como también de la conformación de estos pueblos del suroeste de la provincia de Buenos Aires dentro de la historia de las fronteras pampeano-patagónicas. 

                                        

*María Hortensia Roca. C 1900. En: HUX. P. Meinrado. (1980). Coliqueo: El indio amigo de Los Toldos. EUDEBA.

María “la india” Roca, la abuela:

María Hortensia Roca, la abuela, también conocida como María “la india” Roca o la “Santa María”, habría sido una nieta del líder de los salineros, el cacique Juan Calfucurá, y prima del beato Ceferino Namuncurá. A su vez, habría sido apadrinada en 1881 por el entonces presidente de la Nación, Julio A. Roca. 

La denominación “salinero” representa a la agrupación indígena que se ubicaba en la zona centro o arauco-pampeana. Juan Calfucurá (también denominado Piedra Azul), se erigió a la cabeza de la “Confederación de fuerzas indígenas” y logró establecer su influencia a lo largo del área pampeano-norpatagónica, conformando lo que se ha considerado como la experiencia más exitosa de unidad y fuerza en el mundo indígena de la región, hasta su muerte en el año 1873.

Según el historiador de la Orden de los Benedictinos, Meinrado Hux (1980), así como de acuerdo a los diversos relatos orales que circulan sobre ella, María habría nacido en 1865 en unas tolderías cercanas a lo que hoy es Bahía Blanca. Sus progenitores habrían sido Rufina Morales, una de las hijas de Calfucurá, y el lenguaraz Manuel Goroso, quien habría sido un cautivo español, que terminó siendo leal a los salineros. De su padre y de su madre no hay mayor información. Al momento de la campaña militar de 1879, conocida como "Conquista del desierto", ya no se encuentran registros.

Cuando tenía seis años de edad, habría sido enviada a la Ciudad de Buenos Aires al servicio de Máximo Paz (Hux, 1980)*1. En aquel entonces, el paso forzado por el servicio doméstico de niñas y niños era una práctica extendida, donde un gran número de infantes en estado de vulnerabilidad social, huérfanos y/o abandonados, vivían sujetos a trabajar en toda clase de labores, sin ningún tipo de reglamentación. Dependiendo de la voluntad de los dueños de la casa, las prácticas iban desde el sometimiento extremo en algunos casos, hasta la escolarización, en otros. Estas excedían los mecanismos institucionales, ya que, muchas veces, los arreglos de crianza y laborales eran muy habituales entre particulares. De este modo, el destino final del/la niño/a dependía de la familia donde iba a residir. 

Años después, en el año 1881 encontramos que María comenzó a utilizar el apellido del presidente, sin encontrar barreras para ello y replicando una práctica que hunde sus raíces en tiempos remotos. Bajo su tutela, habría accedido a una escolarización elemental por algún tiempo. Según los relatos de quienes la conocieron y que fueron transmitidos a su nieta, tuvo un aprecio hacia él que se mantuvo hasta el final de su vida.

Desde 1887, María habría prestado servicios en la estancia “La Larga”, ubicada en la actual localidad de Daireaux, que perteneció a Roca. Esta, es un establecimiento rural ubicado en el sur oeste de la provincia de Buenos Aires. Su origen se relaciona con los terrenos donados a Roca, a través de la Ley de Premio en Tierras Nº 1389, por la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, el 10 de junio de 1881. El servicio por el que se lo recompensó fue la “Expedición al Río Negro”, que luego será conocida como “Conquista del desierto”. Esta Ley seguía una práctica previa, pero igualmente generó polémicas en la época que se mantendrían con el paso de los años.

Aquí residió junto a su marido, el sargento Juan Martínez, hasta que enviudó en 1898. Este sería el momento que marcaría una parte importante de su vida. 

*Parque Municipal “María ‘la india’ Roca”. 30 de abril de 2022. Equipo Museo Roca


La “india María” comenzó, entonces, una trayectoria que la llevó a recorrer distintas comunidades indígenas - o lo que aún se conservaba de éstas -, muchas de las cuales se encontraban desplazadas y asentadas en el suroeste bonaerense, luego de las campañas militares de 1879.

Ahora bien, ¿Cuál era la situación por la que estaban atravesando las sociedades indígenas de la región pampeano-patagónica en ese momento? 

Era finales del siglo XIX, y los pueblos indígenas estaban pasando por un complejo proceso de desestructuración cultural, ante el avance nacional sobre sus territorios. Este avance, fue generando la configuración de nuevos espacios sociales y fue el punto de partida de una nueva dimensión territorial del Estado argentino. Las campañas militares supusieron la incorporación de la región patagónica al mapa oficial. 

La expansión militar estatal de 1879, implicó en estas poblaciones procesos de territorialización y (des)territorialización, que provocaron relocalizaciones, rupturas, desestructuraciones y nuevos reagrupamientos sociales. 

En este contexto, María habría emprendido un nuevo camino, quizás un camino de autodescubrimiento, un momento bisagra, que podría haberle significado un retorno a sus raíces indígenas. “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”, alude Borges, al instante en que Tadeo Isidoro Cruz se vio reflejado a sí mismo en la figura de Martín Fierro, y le bastó para cambiar su rumbo para siempre*2. A veces, solo basta un instante para cambiar el curso de la vida de una persona y ayudarla a conocerse a sí misma.

De este modo, comenzaría sus peregrinajes, y dentro de los más importantes, habría compartido tiempo y habría aprendido de Bibiana García, más conocida como la “Reina Bibiana” o la “última cacique de los Catriel”*3. Bibiana era reconocida por su poder de oratoria y su liderazgo orientado a la prédica por la unión de los pueblos indígenas. Asimismo, se destacaba por sus dotes como machi y clarividente.  

Durante esta convivencia, la “india María” se habría iniciado en la espiritualidad indígena y se habría convertido en machi. Las machis, son chamanes en la tradición mapuche. Su objetivo principal, es la sanación de dolencias, tanto físicas como aquellas originadas en el terreno de lo espiritual.

Según Hux (1980), luego de su convivencia con los catrieleros, visitó distintas tribus y lugares donde aún quedaban vestigios de las últimas tolderías, tales como: Junín, Chivilcoy, Olascoaga y Los Toldos. 

Las narrativas orales sobre la época, hablan del gran poder de congregación que supo tener  y el modo en que muchos creyentes viajaban desde lejos, sólo para conocerla. En cada encuentro, iba ejerciendo su influencia, dando charlas, haciendo fiestas y realizando sanaciones. A partir de este momento comenzarían a llamarla la “Santa María”. 

Este liderazgo, le habría traído varios conflictos con el cacique Simón Coliqueo, al punto de que el 31 de agosto del año 1900, se sucedió una cruenta disputa durante un multitudinario Nguillatún (rogativa indígena), en homenaje al día de San Ramón. Luego de intentar detener el ritual, el mencionado cacique habría salido gravemente herido.

Durante la celebración, según Hux (1980) y como afirman los relatos orales, los creyentes le hacían reverencia, besándole las manos y los pies, haciendo una procesión. Es interesante destacar el modo en que, en estos actos se revitalizaban creencias espiritualistas indígenas, aunque incorporando elementos del cristianismo, como el ejemplo de festejar un Nguillatún durante una fiesta de tradición católica. 

La disputa durante la festividad de San Ramón, trajo como consecuencia el apresamiento de María y de varios de sus seguidores. Si bien fueron liberados al poco tiempo, este episodio quedó en la memoria de muchos de los pobladores locales, que denominaban este acontecimiento como la “revuelta de Los Toldos”.

“Solo un amor a los de mi raza me obliga a este sacrificio, quiero que sean buenos, quiero que se ilustren, quiero que trabajen para ganarse la vida, pues en el siglo XX me parece que hora sería que los de mi raza pudiesen entrar en la sociedad” (María H. Roca. Diario El Independiente. 12 de junio de 1901). Sostenía en tono conciliatorio luego del conflicto con Coliqueo. 

Luego del episodio de Los Toldos, María se asentó definitivamente en 30 de Agosto, partido de Trenque Lauquen, donde vivió una vida más apacible, dejando atrás las épocas de peregrinajes y liderazgo ritual, hasta su fallecimiento en el año 1943. Los más viejos del pueblo recordaban con afecto a la vieja María, en su casa, recibiendo visitas por consejos y sus dones de sanación. Estas viejas anécdotas les fueron transmitidas a sus descendientes, quienes, siguen traspasando las hazañas de la “india María”, que representa una parte importante de la idiosincrasia del pueblo. 

*Tumba María Hortensia Roca. 30 de abril de 2022. Equipo Museo Roca

María Roca, la nieta:

En María nieta viven los relatos fragmentados, ya propios, de una pariente amada, a la que en rigor nunca llegó a conocer. “La india María”, madre de su padre Juan, es una imagen fotográfica, pero es también parte de su memoria vital y de la de los vecinos mayores de 30 de Agosto, que hace años, cuando era niña, le contaban las historias de su abuela. 

María nació hace 75 años, 3 años después de la muerte de su abuela, y siendo aún muy pequeña, también quedó huérfana. 

De su abuela lo primero que nos cuenta es que, a pesar de nunca haberla conocido, la lleva en su alma y siente que internamente tiene su herencia. Ella también lleva en su sentir esas identidades en tensión, que atravesaron la biografía de su abuela. María nos recibe con la vincha mapuche y el rosario. Nos habla de sus dos “razas”, de su catolicismo y de sus dotes –heredados - como curandera. 

*María Roca, nieta. 30 de abril de 2022. Equipo Museo Roca

A medida que avanza en el relato sobre su vida, nos devela la contundencia de su pertenencia indígena. Incluso, se ha involucrado en demandas de tierras por parte de familias pertenecientes a pueblos originarios y hasta fue recibida en el Congreso de la Nación durante la presidencia de Fernando de la Rúa, junto a otras comunidades, como la de Pincén. “Yo soy mapuche, y bien mapuche, vengo del cacique Juan Calfucurá. Nunca negué mi raza” -argumenta- mientras nos muestra al equipo del Museo las imágenes de su visita al Congreso en el año 2000.

A la par de la valoración por su herencia indígena, manifiesta una importante identificación con el apellido Roca. Esto, no hace más que mostrarnos las hibridaciones contingentes que parecen haberse dado como derivas de un proceso histórico de tanta complejidad. Proceso relacionado con la historia de fronteras, un país en conformación y sus consecuencias socio-étnicas. Aquí, nuestra entrevistada se ve interpelada por los discursos de la época en torno a la que vivió su abuela, el modo en que le fueron transmitidos e interpretados y la huella que fueron dejando en ella. 

María es un ejemplo de superación. Huérfana desde pequeña, cuenta haber tenido una vida muy difícil. Sus estudios llegaron hasta primer grado del primario, sin embargo, siempre buscó salir adelante. “Pasé de mucama a enfermera. Sin tener estudios eh. Estuve de enfermera 3 años. Después me fui de cocinera a una estancia”, nos relata. 

A lo largo de su vida, ha sido invitada a participar de diversos actos y homenajes en su calidad de descendiente de Juan Calfucurá y de Julio A. Roca. Esas tensiones en plural, en torno a las que ella construyó su propia identidad, están siempre presentes en su biografía. 

*María Roca, nieta. Congreso de la Nación, junto al busto de Julio A, Roca. 2000. Gentileza María Roca.

De religión cristiana, recuerda  emocionada su viaje a Chimpay, en la provincia de Río Negro, durante el  2007. El motivo fue la asistencia a la beatificación de su tío- bisabuelo, Ceferino Namuncurá, primer indígena en ser beatificado en Argentina y América del Sur. Este acto tuvo una gran repercusión, en una ceremonia que combinó la tradición católica y la indígena. En esta oportunidad, María pudo presentarse oficialmente como pariente de Ceferino ante un público de más de 120.000 personas. 

Al mismo tiempo, asegura haber heredado de su abuela su capacidad curativa, que la atribuye a la herencia del largo linaje de Juan Calfucurá y el mito de la piedra azul*4, el cual le otorgó al líder de los salineros su imagen de “guerrero invencible”. 

Mujer cálida y de voz dulce. En 30 de Agosto es conocida y muy querida por vecinos y amigas. En homenaje a su abuela y al cariño que ambas mujeres despiertan, en 1989 la plaza principal del pueblo fue renombrada como “María ‘la india’ Roca”. Allí se erige una estatua de la mujer  y su pequeño hijo Juan. 

*Parque Municipal “María ‘la india’ Roca”. 30 de abril de 2022. Equipo Museo Roca

Dos mujeres unidas a través del tiempo:

¿Por qué nos parece importante la biografía de estas dos mujeres? 

Por largo tiempo ha habido mucho silencio con respecto al mundo indígena femenino. En la historiografía tradicional generalmente se destacaban los estudios de los roles masculinos, muchas veces relacionado a la importancia concedida a la figura de grandes “líderes”. Lo mismo sucedía con las investigaciones sobre las sociedades indígenas, en donde se priorizaban ensayos sobre los caciques y capitanejos que iban teniendo relación con el mundo hispano-criollo. 

En las últimas décadas, los estudios de género han permitido lograr un mayor conocimiento del importante papel que han desempeñado, hasta la actualidad, las mujeres en las comunidades indígenas. Es así, que descubrir sus nombres, sus vidas y sus destinos finales -en el caso de aquellas que ya no están- es una importante y, muchas veces, difícil empresa, ya que los testimonios por mucho tiempo fueron construidos e interpretados desde miradas masculinas.

En el caso de la “india María”, se ha especulado mucho, ya que además hay escasa información sobre su vida: su parentesco con Calfucurá y su relación con Roca, sus habilidades como “machi” y sus recorridas por las últimas tolderías indígenas; su capacidad de congregar un verdadero séquito de seguidores y la violenta “revuelta en Los Toldos”. 

Ella es una muestra de hibridaciones que son producto de procesos históricos complejos. Por ejemplo, en la revitalización de antiguas creencias con elementos incorporados del catolicismo. Asimismo, cuando habla de la importancia de que los indígenas se “insertasen en la sociedad”, aludiendo a la sociedad “blanca”. 

Podríamos pensar, el caso de la “india María”, como un modo de resistencia étnica vinculado al género femenino. Dentro de esa desestructuración cultural, que atravesaban los pueblos indígenas, a pesar de los años de convivencia con la sociedad hispano-criolla y de las proscripciones impuestas, todavía había creencias latentes, esperando volver a manifestarse y cobrar una nueva forma. La “Santa María”, llegaría a ser la mujer capaz de despertar esas viejas creencias.

 *María Roca, nieta. Viaje a Chimpay, por la beatificación de Ceferino Namuncurá. 2007. Gentileza María Roca.

Por su parte, María nieta, ha ido formando su identidad dentro de estas historias lejanas -en gran medida fragmentadas -, pero no por esto menos válidas ni contundentes. Ha heredado, seguramente, de su abuela, la fuerza de voluntad a la hora de hacerse escuchar. 

Solo nos resta pensar que, en un contexto de mundos muchas veces marcado por diversas desigualdades sociales, étnicas, de género, etc., hubo y hay muchas voces femeninas, con historias muy poderosas para contar y que nos resulta fundamental poder escucharlas.

------

Bibliografía consultada

ALLEMANDI, Cecilia. (2017). Sirvientes, criados y nodrizas. Una historia del servicio doméstico en la ciudad de Buenos Aires (fines del siglo XIX y principios del XX). Buenos Aires. Teseo.

FABRIS DE GUERRERO. María Teresa (Coordinadora). (1995). Huellas. Tomos I y II. Municipalidad de Trenque Lauquen.

HERNANDEZ. Isabel (1993). La identidad enmascarada: Los mapuches de Los Toldos. EUDEBA.

HUX. P. Meinrado. (1980). Coliqueo: El indio amigo de Los Toldos. EUDEBA. 

                                   (2004). Caciques borogas y araucanos. Ed. Elefante Blanco.

JONG. Ingrid. (2004). “De la asimilación a la resistencia: Disputas en torno al pasado entre la población indígena de Los Toldos (Provincia de Buenos Aires). En: Cuadernos de Antropología Social, núm. 20. Pp 131-150. Universidad de Buenos Aires, Argentina.

NAGY. Mariano. (2012). “La historia de La comunidad indígena de Trenque Lauquen”. En: Cuartas Jornadas de Historia Regional del Oeste Bonaerense. Trenque Lauquen, 20 y 21 de abri

                                    (2012). “Circulación e incorporación en la frontera: Trayectorias indígenas tras la “Conquista del desierto”. En: Nuevo Mundo. Mundos nuevos. [En linea], URL :http://journals.openedition.org/nuevomundo/64156 ; DOI :https://doi.org/10.4000/nuevomundo.64156.

SOSA. Norma. (2001). Mujeres indígenas de La Pampa y la Patagonia. EMECÉ.

Otras fuentes consultadas:

Periódico El Independiente. Trenque Lauquen. 1899-1962

Entrevistas citadas:

María Hortensia Roca. 12 de junio de 1901. Diario El Independiente.

María Roca. 30 de abril de 2022. 30 de Agosto, Partido de Trenque Lauquen. Por Elizabeth Moreno.

Notas:

____________________________________

1 Máximo Paz (1851 – 1931), fue un reconocido hacendado y político argentino. Hijo del vicepresidente
Marcos Paz y primo de Julio A. Roca. Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires entre 1884-
1887. Gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre 1887-1890 y Senador por la Provincia de
Buenos Aires entre 1891-1895.

2 “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz” es un cuento de Jorge Luis Borges. En este, nos narra la historia del
soldado Tadeo Isidoro Cruz, que estuvo involucrado en la captura de Martín Fierro (personaje ficticio
creado por José Hernández), pero al ver su valor decidió unirse y combatir a su lado. 

3 El apellido Catriel refiere a uno de los cacicazgos que durante gran parte del siglo XIX tuvo una
importante influencia en la zona centro de lo que es hoy la provincia de Buenos Aires y es reconocido                                                                                                                                                                                                       

por el intento de mantener relaciones pacíficas con el gobierno argentino. Sin embargo, fue hacia finales
de 1875 cuando se unieron a caciques de otras parcialidades con la intención de frenar el forzoso
avance de la frontera por parte del Estado. El intento fallido del “Malón Grande” dio por resultado el
apresamiento y confinamiento de los hermanos Marcelino Catriel y Juan José, así como de otros
miembros de su grupo en la Isla Martín García en 1878.
Para el momento en que María habría pasado tiempo con Bibiana García, éstos ya habían perdido sus
territorios en Azul y se encontraban precariamente instalados en Colonia Conesa, provincia de Río
Negro.


4 La leyenda cuenta que cuando Calfucurá nació, recibió de regalo un pequeño meteorito de color azul
de manos de un Cherüwfe. La mitología mapuche dice que los Cherüwfe son criaturas antropomorfas de
piedra y fuego que viven en el magma, al interior de los volcanes. El origen de estos seres se remonta al
origen de la mapu (tierra). Su poder se manifiesta en la forma de piedras de fuego con poderes mágicos,
que suelen salir disparadas de la cima de los volcanes anunciado, en ocasiones, grandes tragedias.
Según la mitología, la piedra azul heredada de estos seres, no sólo le dio su nombre - Calfucurá: Piedra
Azul -, sino también su fortaleza y su fama de guerrero invencible.