En la Constitución Nacional de 1853, artículo 64 inciso 15, se establecía que el Congreso Nacional asumía la tarea de “proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo”. Una vez efectuada la campaña cívico-militar de conquista en la zona de pampa-patagonia, el interés del Estado residió en incorporar a los indios a la vida “civilizada”. Para esto, se sostuvieron diversas estrategias: reducciones, colonias, misiones. Con el elemento educativo como base principal.
Si bien había un intenso debate en torno al modo en que debía efectuarse la educación. El mismo se daba entre representantes del Estado y de la Iglesia. Católicos y liberales, todos representados por corrientes que iban de uno a otro extremo. En el caso de la Patagonia, la conformación del sistema educativo fue desde un principio estatal como confesional. En donde más allá de las discrepancias, ambas tendencias compartían el ideal de “argentinización”. Por ejemplo, Nicolás Avellaneda sostenía que el factor religioso podría colaborar en lograr la civilización y el sometimiento de forma pacífica como ya había ocurrido en el pasado.